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La Salud Mental y el Bienestar: una invitación para la felicidad

Experiencia

Hoy mucho se habla de Salud Mental. Poco a poco, comienza a ser un tema de interés, sin embargo aún no hemos dado el paso que nos lleve a incorporarlo como algo esencial en nuestras vidas. Incluso, a veces, ni siquiera sabemos lo que esto significa.

¿Cuántos de nosotros hemos escuchado alguna vez (o de hecho lo hemos dicho) que “el psicólogo es para los locos”? O “en mis tiempos le poníamos el hombro a los problemas no más y salimos adelante”.

Y yo, como psicóloga, me pregunto siempre, ¿y a costa de qué? ¿Cómo es que no vemos las consecuencias?

Vivimos en un mundo extremadamente exigente y rápido. Nos hemos visto absorbidos por la vorágine de la producción. Las comunicaciones nos embisten todo el día y construyen una imagen de mundo que, tarde o temprano, nos damos cuenta que no es lo que buscamos.

Pues entonces es tiempo de detenernos. Comienza marzo y volvemos a nuestras rutinas (independientemente si tuvimos o no vacaciones, todo miramos mal este pobre mes que ni culpa tiene de estar donde está en el calendario). Seguramente, la gran mayoría con una extraña sensación de nostalgia del verano que ya se acaba y del temido comienzo: “aquí vamos otra vez” (léase con tono de desgano).

Te invito entonces a detenerte un momento, a mirarte, a observar que nuestra vida tiene demasiadas aristas que convergen y que no siempre vemos como elementos unidos y que debemos ocuparnos de todos ellos.

Tenemos un cuerpo, y ¿quién no se preocupa cuando éste enferma? O mejor aún, maravillosamente, hoy se da una poderosa corriente de autocuidado del cuerpo y de vida sana. Hemos comenzado a entender la importancia de la alimentación saludable y el ejercicio, no como castigo ni coerción, sino como una condición necesaria para existir. Pero además del cuerpo, también tenemos aquello que es intangible y que nos hace ser quiénes somos. Aquello que trasciende una vez que el cuerpo acaba: nuestra alma o mente (psiquis viene de psyché, palabra griega que se traduce como mente o alma indistintamente. Al usar ambos conceptos quiero mostrar que la psiquis no es sólo la mente que asociamos habitualmente al pensamiento, sino que es mucho más amplio y complejo, e incorpora también los afectos, las conductas y las relaciones interpersonales).

La Salud Mental, como decía en un comienzo, ha estado históricamente asociada a la enfermedad (y si, efectivamente a la locura. Tampoco es que la visión esté tan distante, sólo que está algo desactualizada). Sin embargo, la Salud Mental, tal como la establece la Organización Mundial de la Salud, se define como “… un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.”[1]

En otras palabras, esta definición alude a que la Salud Mental no es sólo la ausencia de enfermedad, sino que la presencia de bienestar.

De este modo, el estado de bienestar es aquello que nos hace sentir plenos, independientemente de si tenemos problemas o no (nadie tiene una vida de panacea, aunque así lo parezca en algunos casos). Y esto no sólo en la vida personal, sino también en la familiar, amistades, trabajo, vida espiritual (no necesariamente religiosa) ¡y hasta en los trámites! Nuestro bienestar personal está atravesado por lo social y lo cultural, por lo tanto, elementos como el medio ambiente, la seguridad, nuestros hogares físicos, la sexualidad, la política, etc., son elementos que sin duda pueden afectar nuestro bienestar.

En este sentido, la Salud Mental es algo que atraviesa todas las aristas de nuestra vida, y es la que nos conduce a vivirla de modo que nos haga feliz. ¿No es acaso lo que todos queremos?

Así entonces, cuidar la Salud Mental, no tiene que ver con evitar problemas, o con protegerse de depresiones y estrés (si hay que hacerlo, pero no es lo único), sino con potenciar aquellos elementos que hacen que nos sintamos bien, con nosotros mismos y con el mundo. Aquello que nos entrega una sensación de paz interior, que nos hace sentir equilibrados.

Existen distintos canales para hacerlo. Algunos, a través del deporte. Otros, a través del arte, paseos al aire libre, juntas con amigos; otros yendo a terapia, a iglesias; el trabajo también es un hermoso canal para hacerlo. La protección de la Salud Mental y por tanto del bienestar, pasa por lograr ese equilibrio entre los distintos elementos de nuestra vida. Por encontrar un sentido en cada una de nuestras acciones, en vivir siempre en el presente (el pasado y el futuro son construcciones mentales y sociales), en el aquí y el ahora; en relacionarnos desde la sencillez, la gratitud y el respeto con los otros.

Todos queremos ser felices, ¿por qué no empezar a hacerlo?

 Pilar Zurita es psicóloga de la Universidad Diego Portales y Jefa de Trabajo Feliz

[1]Referencia: http://www.who.int/features/qa/62/es/