La ansiedad es una de las emociones básicas y forma parte de nuestra vida diaria, normalmente promueve una respuesta adaptativa adecuada frente a situaciones de tensión, peligro o amenaza.
Generalmente se acompaña de cambios en el equilibrio del medio interno del organismo, además de cambios cognitivos y conductuales, que producen un estado de alerta y excitación, que permite a la persona enfrentar de mejor forma las situaciones estresantes.
Sin embargo, en ciertos casos la ansiedad deja de ser normal: se vuelve demasiado exagerada en relación a las situaciones estresantes, permanece mucho tiempo después de que el eventual peligro fue resuelto, o aparece sin desencadenante alguno.
En estos casos es una ENFERMEDAD y no una respuesta adaptativa, y generalmente dificulta (en lugar de facilitar) la resolución de las posibles situaciones estresantes.
El Trastorno de Ansiedad Generalizada afecta alrededor de 5 de cada 100 personas, y aparece más frecuentemente en mujeres.
Generalmente es una enfermedad de inicio temprano: muchos de los pacientes consideran que han sido nerviosos “toda la vida” y más de la mitad refiere que los síntomas empezaron en la infancia o en la adolescencia; pero tampoco es raro que el trastorno se inicie en la adultez.
Regularmente se trata de una enfermedad de larga evolución, con aumento y disminución de los síntomas en relación a los períodos de mayor o menor estrés.
Los individuos que sufren este trastorno pueden experimentar incapacidad y deterioro significativo en la mayoría de las áreas de funcionamiento (escolar, laboral, social, familiar).
Existen en la actualidad tratamientos farmacológicos y psicológicos muy efectivos que permiten manejar la sintomatología ansiosa en forma exitosa.
¿Cuáles son los síntomas del Trastorno de Ansiedad Generalizada?
El diagnóstico de este trastorno es clínico, esto quiere decir que debe ser realizado por un profesional experto, considerando el espectro total de síntomas y signos que presenta el paciente.
Los síntomas que más frecuentemente aparecen en este trastorno, se detallan a continuación (adaptado del “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales” DSM IV):
• Presencia de ansiedad y preocupación excesivas sobre una amplia gama de acontecimientos o actividades: la persona se preocupa por circunstancias habituales de la vida diaria, que normalmente se viven sin ansiedad (responsabilidades laborales regulares, pequeños fracasos de sus hijos, las faenas domésticas, la reparación del automóvil, etc.).
También puede preocuparse por situaciones que no han ocurrido efectivamente, pero que eventualmente pueden suceder (problemas económicos, enfermedad de un ser querido, accidentes, etc.).
• A la persona le resulta difícil controlar este estado de constante preocupación: la persona no logra olvidar estas preocupaciones y no puede dedicar la atención necesaria a las otras tareas que está realizando.
• La ansiedad y preocupación se asocian a los siguientes síntomas:
o Inquietud o impaciencia
o Fatigabilidad fácil
o Dificultad para concentrarse, o “quedar con la mente en blanco”
o Irritabilidad
o Tensión muscular (también pueden aparecer temblores, sacudidas, inquietud motora, dolores o entumecimientos musculares)
o Alteraciones del sueño (dificultad para conciliar o para mantener el sueño, o sensación al despertarse de sueño no reparador)
• Estos síntomas provocan un malestar importante; o deterioro en el funcionamiento social, laboral u otras áreas de la vida de la persona.
Además de estos síntomas, muchas personas pueden presentar otras alteraciones: manos frías y sudorosas, boca seca, palpitaciones, vértigo, dolor de cabeza, náuseas, diarrea, dificultades para tragar, aumento de la frecuencia de micción, dolor abdominal y otros.
Todos estos síntomas y sus consecuencias pueden manejarse de forma apropiada con un tratamiento médico oportuno.
¿Por qué es importante diagnosticar y tratar el trastorno de ansiedad generalizada oportunamente?
Sólo un tercio de los pacientes con este trastorno solicitan ayuda psiquiátrica; algunos nunca consultan y otros visitan médicos de otras especialidades, buscando diferentes enfermedades, y realizándose numerosos exámenes (incurriendo en gastos innecesarios), sin encontrar nunca la causa de sus síntomas.
La mayoría de los recientes estudios epidemiológicos, indican que éste trastorno es una enfermedad de larga evolución, que cuando no se trata en forma adecuada provoca incapacidad y deterioro significativo en todas las áreas del funcionamiento del individuo, principalmente en las siguientes:
• Problemas familiares: el estado de ansiedad y preocupación permanente de las personas que sufren esta enfermedad, así como sus quejas reiteradas, pueden no ser comprendidas por sus seres queridos y dificultar las relaciones diarias. Esto podría producir conflictos y rupturas familiares, con el consiguiente sufrimiento de todos sus miembros.
• Problemas escolares y laborales: los síntomas de ansiedad y las dificultades para concentrarse hacen que la persona disminuya drásticamente su rendimiento laboral y escolar. Esto puede llevar a fracasos escolares o despidos, situaciones que aumentan la ansiedad de la persona, y que difícilmente puede resolver estando enferma.
• La persistencia de esta enfermedad sin tratamiento puede además provocar otras complicaciones psiquiátricas, dentro de las más graves están:
o Abuso de Alcohol y Drogas
o Depresión
Estas complicaciones hacen que el curso de la enfermedad sea más tórpido, que los pacientes presenten un mayor deterioro y que la respuesta al tratamiento médico sea menor.
El diagnóstico temprano y el tratamiento apropiado, pueden ayudar a las personas a evitar el sufrimiento que esta enfermedad provoca, así como a disminuir el deterioro general de su funcionamiento.
Autores: Dra Claudia Barrera Renault y Dr. Jorge Ochoa Muñoz.
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