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¡Felices fiestas! o ¿Felices fiestas?

Experiencia

Por alguna extraña razón, a estas alturas del año, lo único que queremos es que el mes se acabe, como si por arte de magia, las cosas fueran a ser distintas a partir del 1° de enero. Como si al gritar con fuerzas ¡feliz año nuevo!, nuestro cansancio acumulado fuese a desaparecer y pudiésemos dar vuelta la página y hacer borrón y cuenta nueva. Sí… A todos nos pasa.

Por otro lado, diciembre es también un mes algo confuso en cómo nos predisponemos a vivirlo y cómo lo vivimos en realidad.

El espíritu de la Navidad, del amor y buenos deseos, comienzan a inundar el ambiente (a unos los toca más que a otros, claro está) y generamos distintas actividades para celebrarlo: la fiesta de fin de año, la navidad en las empresas que incluyen a las familias, y el ya tan instalado “amigo secreto”, entre tantas otras.

Sin embargo, estas instancias que hemos creado para disfrutar, muchas veces terminan transformándose en una carga más; en una tarea más de aquellas miles que tenemos, laboralmente, para cerrar el año, y dejamos de disfrutar.

Te quiero invitar. A detenerte un momento… respira… profundo… y observa.

Observa como este tiempo está para recordarnos aquellos elementos positivos de nuestra rápida y acelerada vida cotidiana. Esa vida que muchas veces nos automatiza en un quehacer que nunca acaba.

Detente. Observa. Recoge. Este año sin duda ha de tener más de algún fantástico momento en el trabajo. Quizás el logro de una meta; el goce de hacer lo que a uno le gusta; las bromas y cafés con los compañeros. Cada uno sabrá.

Observa cómo tu trabajo es mucho más que la suma de tareas contra el tiempo. También es un espacio de creación, de ejecución, de encuentro humano, de aprendizajes. De momentos buenos y malos que permiten nuestro desarrollo.

En este último artículo del año, no quiero teorizar ni dar “recetas”. Sólo quiero hacerte esta invitación a detenerte y observar. A que te tomes un momento para volver a conectar con aquello que realmente importa. A tomarte un minuto antes de retomar la locura de fin de año, pero ahora, con un poquito más de fuerza, alegría y esperanza. Esperanza en la vida y sus oportunidades.

De todo corazón les deseo, con toda mi alegría y esperanza, que tengan unas maravillosas fiestas junto a sus familias y equipos de trabajo, y que éstas alimenten el espíritu para continuar con nuestra tarea de hacer país todos los días, uno que no dudo, construiremos más feliz.

Por: Ps. Pilar Zurita. Actualmente es relatora en Trabajo Feliz