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¿Cuándo Internet se transforma en una adicción?

Experiencia

Si bien Internet es una herramienta de gran utilidad que se ha constituido como un gran apoyo para el proceso de enseñanza, el trabajo, entre otros, también su uso indiscriminado puede llega a ser un problema para la persona y su entorno.

Psicólogos y psiquiatras han descrito un síndrome en relación al uso problemático de Internet y la Asociación Psiquiátrica Americana (American Psychiatric Association) ya calificó esta problemática incluyendo el diagnóstico de adicción a internet en el DSM-5 (clasificación de patologías mentales utilizada para el tratamiento en salud mental, basado en el avance de estudios como el de Kimberly  S. Young), que hace pocos meses editó un manual de intervención en este tema.

Esta es una señal de alerta para los padres cuyos hijos se encuentran de vacaciones, muchas veces sin la supervisión de una persona que esté controlando sus horas frente al computador.

Qué es el uso problemático de Internet.

Las adicciones consisten en el actuar repetitivo de una persona, en relación con una actividad específica, la cual realiza como fuente de satisfacción y que no puede controlar adecuadamente. Cuando pensamos en adicción generalmente pensamos en drogas, cocaína, alcohol, tabaco. Sin embargo, una adicción puede presentarse en relación con actividades que no implican ninguna sustancia como las anteriores. Es así como se ha descrito la adicción al juego con apuestas, al sexo, a las compras de forma compulsiva, entre otras. Se les llama adicciones del comportamiento, psicológicas o no químicas. Para confirmar que estamos frente a una adicción de cualquier tipo, algunos autores han mencionado los siguientes puntos:

  • Presencia de una actividad que se convierte en la más importante en la vida del individuo y domina sus pensamientos, sentimientos y conducta.
  • Cambios en el humor de la persona debido a estar implicado o desear realizar una actividad específica.
  • Necesidad paulatina de ir  incrementando la actividad (en tiempo o intensidad) para mantener  el mismo nivel de satisfacción.
  • Presencia de una sensación de malestar que se relaciona con la necesidad de esa actividad (Síndrome de abstinencia).
  • Existencia de problemas debido a la dedicación a la actividad, con los que rodean a la persona, con su entorno familiar, laboral, social, educacional. También el sujeto presenta conflictos consigo mismo por no poder controlar el nivel de vinculación con esta actividad.
  • Este patrón de conducta suele ser persistente, manteniéndose incluso luego de períodos en que no se ha realizado la actividad. Si la persona está en un proceso para dejar esta actividad, las recaídas podrán estar presentes.

Hay que destacar que el sólo hecho de estar conectado mucho tiempo a internet  no es necesariamente signo de un problema. El diagnóstico debe tomar en cuenta un conjunto más amplio de factores en el adolescente, como las destrezas sociales (podríamos distinguir, a estas alturas, las destrezas sociales “cara a cara” de las del mundo virtual). Es muy importante detectar si el adolescente se relaciona con grupos y personas de forma directa y si cultiva el desarrollo de las relaciones sociales.

Porque si bien las destrezas que desarrolle en el mundo virtual posiblemente le serán útiles en su vida, las destrezas del trato directo con las personas serán siempre necesarias y parte de un estilo de vida saludable.  En algunos casos, las dificultades para interactuar directamente con las personas (timidez excesiva, dificultades con el contacto social) se relacionan con un uso muy intenso del computador e Internet.

Los reportes de psicólogos y psiquiatras muestran algunos subtipos de esta adicción a Internet, como la adicción a ver pornografía por internet, apostar por internet, ser adicto a las redes sociales como Facebook y Twitter,  y el ser adicto a juegos en línea. También se menciona el ser adicto a estar conectado en general, revisando el correo electrónico frecuentemente, o buscando incesantemente información. Estas diferentes formas de ser adicto a internet han abierto la discusión respecto de estar frente a un síndrome único, o más bien a distintos tipos de conductas problema que se presentan en el mundo virtual.

La respuesta a lo anterior, desde las propuestas de intervención clínica, contempla entender que existe la adicción a internet, a veces en combinación con adicciones a temas más específicos (como el caso de la pornografía). Al momento de definir estrategias de intervención, se tiene muy presente el tipo de adicción, la aplicación, el tipo de contenido que resulta problema. Es diferente el adolescente que sólo comparte con amigos a través de Facebook, que pasa conectado todo el día, a otro adolescente que juega todas las noches juegos online, compitiendo con otros cibernautas. Estas diferencias son tomadas en cuenta al momento de intentar ayudar a estos adolescentes a tener un mejor estilo de vida. Generalmente la solicitud de ayuda se presenta cuando el uso descontrolado de internet ha implicado dificultades académicas importantes, incluyendo generalmente un distanciamiento de su entorno familiar.

¿Qué se puede hacer?

Volviendo al ejemplo de Corea, se han desarrollado diferentes programas para prevenir y tratar el uso problemático de Internet en adolescentes, algunos centrados en la educación a los jóvenes respecto de la existencia de este problema, con propuestas claras de monitoreo personal del tiempo que se usa en Internet y en el resto de las actividades. Este tipo de programas (de unas 10 sesiones estructuradas) se han implementado con un grado de éxito en establecimientos educacionales. También se han desarrollado programas enfocados a los adolescentes que presenten algún grado de problema, como una estrategia de prevención selectiva en este tema. Estos adolescentes previamente detectados por profesores capacitados, son invitados a participar en actividades de desarrollo de habilidades sociales y de administración del tiempo. Para casos más complejos, han sido creados centros residenciales en donde los adolescentes pasan unos dos o tres meses, con un plan de actividades que incluye talleres grupales, intervención individual y la realización de diversas actividades grupales al aire libre, para posteriormente continuar por algún tiempo en intervenciones periódicas.

En las familias, la detección del problema generalmente viene por parte de los padres. Es importante tener presente que si un hijo no participa en la vida familiar debido a que está en el computador, si está descuidando su presentación personal, si ha comenzado a tener problemas en el colegio o universidad por no cumplir algunas obligaciones, es recomendable considerar que puede tener un problema para administrar el tiempo que está conectado.

El llegar a acuerdos puede ser algo importante, en relación con no estar todo el día encerrado viendo internet en la pieza. En general, estar atentos como padres para propiciar un desarrollo integral en los adolescentes, más allá de los estilos, los gustos de cada persona, un estilo de vida saludable incluye la pertenencia a grupos de contacto cara a cara, la realización de un conjunto de actividades físicas, el cultivo de ciertos intereses.

Es importante mantener una buena comunicación con los hijos, con actividades compartidas por todos como el cenar, compartir por las tardes. Si bien se puede sugerir que el computador de la casa esté en un lugar de acceso común, como una sala de estar, actualmente es frecuente que los adolescentes tengan su propio computador portátil. En estos casos podría ser una buena costumbre el tener habilitados espacios comunes con facilidades para que  el adolecente esté utilizando internet en su computador, con escritorios, sillas, sillones confortables.

Las actividades sociales cara a cara, como actividades deportivas grupales, pertenecía a grupos, asistencia a reuniones sociales, suelen estar presentes en personas que usan internet de un modo no perjudicial.

Es importante motivar desde pequeños a los hijos a que realicen este tipo de actividades, que sean parte de grupos de interacción cara a cara, que compartan con la familia, que salgan a lugares abiertos, que practiquen alguna actividad deportiva o recreativa. Si hay algunas dificultades, apoyar y acompañar. Lo que se aprende de pequeño se transforma en un hábito.

Autor: Max Möller. Psicólogo

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