La depresión posparto es la enfermedad mental materna más frecuente y afecta a la relación con el bebé. Se estima que la padecen un 15% de las madres recientes.
En Chile acabamos de celebrar el día de la madre. Una fecha que llena de orgullo y amor a esa persona que nos ha cuidado y amado durante toda la vida. Pero ¿qué pasa verdaderamente en la mente de las mujeres cuando son madres?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cinco nuevas madres presenta, en muchos países, algún tipo de trastorno perinatal o de ansiedad. Enfermedades que no se suelen evaluar ni tratar y que tienen consecuencias a largo plazo importantes para la mujer y el recién nacido. Entre las psicopatologías que afectan a estas mujeres en este período destaca, por su frecuencia, la depresión posparto, cuyos síntomas pueden comenzar en el embarazo y suelen estar presentes hasta un año después del nacimiento del pequeño. Estos trastornos pueden afectar a cualquier mujer sin importar su educación, cultura o raza.
La depresión posparto es la enfermedad materna más común en el año que sigue al parto y tiene síntomas específicos, precisamente por su efecto en el bebé, ya que suele alterar la capacidad maternal de responder amorosamente al nuevo hijo. Se estima que la padecen un 15% de las madres recientes, aunque en la mayoría de los casos no se llega a diagnosticar. Se le suele llamar la depresión “sonriente”, precisamente, porque muchas madres suelen esconder su sufrimiento por miedo a ser tachadas de “malas madres”, explica Ibone Olza, psiquiatra infantil y perinatal, profesora asociada en la Universidad de Alcalá y directora del programa de formación en salud mental perinatal en España.
Incapacidad de disfrutar, especialmente con el bebé, el sentimiento de culpa y arrepentimiento por haberlo tenido, son sentimientos constantes que sufre la mujer con depresión post parto. “En los casos más graves, se llega a fantasear con hacer daño al bebé y madres que no pueden acercarse a la ventana, ni bañarlos solas porque temen tirarlo por la ventana o ahogarlo. Sufren muchísimo y lo peor es que muchas no se atreven a contar a nadie el infierno que están viviendo en su cabeza”, señala la experta española.
¿Qué pasa en nuestro país?
Durante el año 2010 la U. de Chile realizó una investigación que arrojó interesantes datos del perfil de las madres con depresión post parto. La investigación incluyó a 440 mujeres que se atendían en cinco consultorios de la Región Metropolitana.
Después de analizar los datos, los investigadores concluyeron que la mayoría de las pacientes con depresión posparto que se controlan en la atención primaria, no cuentan con un trabajo remunerado, sólo poseen estudios básicos, carecen de un apoyo social adecuado, tienen embarazos no planificados y no poseen una pareja estable. Además, la mayoría de estas mujeres debía cuidar sola a su hijo y, en los casos que recibía ayuda, ésta provenía de su propia madre.
«Estas características psicosociales, que han sido señaladas en estudios nacionales y extranjeros como factores de riesgo para este tipo de depresión, habrían condicionado la enfermedad de las mujeres estudiadas», explica Graciela Rojas, especialista en psiquiatría y salud mental de la U. de Chile.
Tratamiento:
Por su parte la Organización Mundial de la Salud, recomienda pasar tiempo con familiares y amigos, hablar con otras madres con las que compartir experiencias y salir al aire libre cuando sea posible. “El apoyo y tener una red social de contención es otra clave para la superación del cuadro. La madre debe disponer de personas en su entorno, sin sentirse juzgada sino comprendida y valorada en su nuevo papel de madre” indica la OMS.
Según, CALMA, Centro de Psicología Especializado en Maternidad de España “Lo mejor sería contar con un psicólogo o psiquiatra formado en psicoterapia y especializado en salud mental perinatal que valore la situación de manera individual y acompañe a la mujer en su proceso de puerperio, de cara a ir resolviendo las dificultades propias de cada caso”.
Recomendaciones:
Descansar y relajarse: En las primeras semanas es fundamental aprovechar de dormir cuando lo hace el bebé.
Hacer actividad física: Una vez que esté el alta médica, hacer ejercicio, lo cual le ayudará a controlar la tensión y la ansiedad.
Dedicar tiempo a una misma: Salir, establecer rutinas de cuidado personal o reunirse regularmente con amigas, son actividades que contribuyen al bienestar físico y emocional.
Alimentarse bien: La salud de la madre no tiene por qué dejar de ser una prioridad. Una dieta sana y equilibrada resulta clave para desarrollar optimismo y energía.
Compartir las emociones: Sentirse extraña o estresada luego de tener un hijo es algo común y no tiene por qué generar culpa. Conversar del tema con la pareja, familiares y amigos es fundamental para recibir apoyo y contención.
Asistir a grupos de ayuda: Hablar con otras madres o realizar terapia en pareja es una buena forma de prevenir y tratar esta enfermedad.
No hay dudas del amor de una madre a su hijo, pero sin duda es un proceso difícil, en el cual se debe contar con el apoyo de personas que empaticen con esta madre y no la juzgue por tener estos sentimientos. Hoy en día esta enfermedad no es un tabú, si no que un trastorno que debe ser tratado y tomado con los resguardos que se debe.
Fuente:
med.udechile.cl
elpais.com